Amor Locura Todo
Por amor a la locura, festejamos a la muerte
Israel Rincón
«…sólo me queda la vida y un poco de mentalidad
para elegir si quiero vivir o ya no. Y yo, a pesar
de todo, quiero seguir resoplando un poco más…"
Alfredo (el de los huesos de aguacate)
Habitante de un albergue psiquiátrico
de la ciudad de México, febrero de 2014
La locura existe, anda y arrebata
1.-La locura existe, y existe en esa dialéctica para que lo "normal" no sea absoluto, no sea TODO
Imborrable, indómita, a veces sedada, elogiada, sublimada o encerrada, la locura habla, se manifiesta, arrebata; está ahí para dar marco y partida a los buenos, los malos, los artistas y los enamorados; la institución dice que hay un normal y un anormal, que al loco se le debe encerrar y lo normal debe cohabitar. A lo largo de la historia el concepto de loco cambia en la filosofía, en la psicología, en la psiquiatría. Con el paso del tiempo y la construcción de la historia y algunos saberes, a la locura se le clasificará, se le nombrará, e incluso se le regresará en los archivos que existen para definirla, aun sabiendo que sólo es fenomenología de los actos que son memoria. La sutil y delicada línea, entre lo normal y lo anormal, marcada por letras de nuestra memoria en las que tiene que ver la mirada institucional como un amo que dictamina lo normal y lo anormal, nombrando y numerando, clasificando y ensordeciendo ante las voces de la locura. La locura no tiene cuerpo pero sí tiene letra y ésta no es leída, es sólo acumulada, clasificada y enmudecida; la mirada de la sociedad que discrimina y hace diferencia, el fantasma que es historia y mito que da sustento a la imago de la "locura": pórtate mal y te llevarán a la Castañeda. ¿A un psicólogo?, ni que estuviera loco, entonces, ¿por dónde empezar a hablar de locura y específicamente la locura que habita en México?...
Imborrable, indómita, a veces sedada, elogiada, sublimada o encerrada, la locura habla, se manifiesta, arrebata; está ahí para dar marco y partida a los buenos, los malos, los artistas y los enamorados; la institución dice que hay un normal y un anormal, que al loco se le debe encerrar y lo normal debe cohabitar. A lo largo de la historia el concepto de loco cambia en la filosofía, en la psicología, en la psiquiatría. Con el paso del tiempo y la construcción de la historia y algunos saberes, a la locura se le clasificará, se le nombrará, e incluso se le regresará en los archivos que existen para definirla, aun sabiendo que sólo es fenomenología de los actos que son memoria. La sutil y delicada línea, entre lo normal y lo anormal, marcada por letras de nuestra memoria en las que tiene que ver la mirada institucional como un amo que dictamina lo normal y lo anormal, nombrando y numerando, clasificando y ensordeciendo ante las voces de la locura. La locura no tiene cuerpo pero sí tiene letra y ésta no es leída, es sólo acumulada, clasificada y enmudecida; la mirada de la sociedad que discrimina y hace diferencia, el fantasma que es historia y mito que da sustento a la imago de la "locura": pórtate mal y te llevarán a la Castañeda. ¿A un psicólogo?, ni que estuviera loco, entonces, ¿por dónde empezar a hablar de locura y específicamente la locura que habita en México?...
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